Mi hija de 4 años me ha comenzado a contar que «los chicos» no les han dejado jugar a las chicas a no séqué cosa…, otro día me dijo que a «los chicos» no les gustan las flores porque son «de chicas», y esta mañana me ha dicho que a «los chicos» no les gusta el morado, y que mientras ella pintaba, un chico le ha dicho que no le gusta el morado, y a que a ella no le gusta que le digan eso.

¨Los chicos, las chicas…», ya está en su pequeña cabecita los dos estamentos, como en época feudal, que dividen al mundo heterogéneo que conformamos las múltiples diversidades de personas que pueblan la tierra: los chicos y las chicas. Chim pum.

Ya ha llegado, ya está aquí, esplendorosa, La Socialización de Género. Bienvenida, pase, pase, póngase cómoda, puede campar a sus anchas, por cualquier cuerpecito de cualquier criatura que venga a habitar esta sociedad patriarcal. Somos las personas, las instituciones, la cultura las que nos encargamos de reproducirla, puede descansar, no tiene ni que esforzarse. Y puede estar usted tranquila, porque muchas personas, niegan que exista, piensan que eso ya está superado que eso era antes, que en mi familia no se hacen diferencias, o que no tiene la mayor importancia, o que son diferencias evolutivas, o que es algo de la naturaleza, así que se encontrará con poca oposición, es usted invisible.

La causa por la que se siguen reproduciendo a velocidad trepidante esta concepción binarista de la humanidad y por ende, los estereotipos de género, es que eso que llaman sociedad, se autoproclama actualmente a sí misma como un sociedad en igualdad, libre de estereotipos. No importa que los hombres cobren más que las mujeres, que las mujeres dediquemos más horas diarias al trabajo de cuidados que los hombres, que los hombres ocupen más puestos de dirección, que la publicidad esté plagada de sexismo, juguetes incluidos, que la reducción de jornada se la tomen mayoritariamente las mujeres, que la tasa de paro sea mucho más alta en mujeres, las cifras de violencia sexual y de violencia de género, que el 88% de las trabajadoras domésticas son mujeres… Todo esto no importa, lo que es real es que en mi casa (las familias) y en mi clase (profesorado), no reproducimos estereotipos de género o trato diferencial en función del sexo. No, no, no…eso no. Eso es algo del siglo pasado.

Patriarcado, señor patriarcado, puede estar usted tranquilo, las personas se creen que ya usted no existe.  Yo le veo a usted cada vez más gordo, pero es verdad que está como borroso, pero estar está, y que bien alimentado, que bien me come usted.

La desigualdad se alimenta de la falta de conciencia de cada persona de como reproduce la socialización diferencial de género.

Desde que Olivia empezó ir a una escuelita con 3 años, empezó a decirme que quería todo rosa. Ahora con 4, el rosa es su color preferido, me dice ella. Cuando voy a una tienda a comprar cualquier cosa para ella, me siguen preguntando si es para niña o niño, hasta para comprar unas tiritas de dibujitos en la farmacia. Su acompañante en la escuelita el año pasado, hablaba todo el rato en masculino, los chicos, para hablar de un grupo de 15 criaturas en las que había 5 identificados como niños, un espacio alternativo, de educación libre, etc. También decía que «los niños» juegan más a peleas y «las niñas» juegan más a mamás, aludiendo que esto es algo de su evolutiva. La profesora actual de mi hija en Infantil de 4 años, me ha dicho recientemente que los «niños» tienen más necesidad de autoafirmación que las «niñas», al referirle todo lo que Olivia me ha empezado a decir hace unas semanas con respecto a «los niños» y » las niñas». También me ha dicho que en ningún momento en el aula hay un trato diferencial de «niños» y «niñas».

Nada tiene que ver en esta «evolutiva», la diferencia de trato y expectativas que tienen las personas a adultas respecto a las criaturas. Nada tiene que ver que cuando se coge a un bebe «niño» en brazos, se le tiende a decir «Campeón», y a una «niña» se le tiende a decir «preciosa». Ah, no, no, es verdad, que vosotroxs no lo hacéis. Eso será en las zonas rurales, nosotrxs somos muy modernxs…

El padre de mi hija disfrutó de la opulenta cantidad de 15 días de baja de paternidad, mi hija desde bebé vivió una realidad en que yo le cuidaba mucho más tiempo que su padre. Por la diferencia salarial y estabilidad laboral entre su padre y yo, tuvimos que tomar la decisión de ser yo, mujer, quien retrasaba su incorporación al trabajo para poder cuidar de nuestra hija. Su padre, no pudo tomar la decisión de cogerse una reducción de jornada, por la gran carga de trabajo y exigencia que tenía, sentía que esa carga no se iba a ver reducida proporcionalmente con su reducción de jornada, porque en su contexto laboral no estaba bien visto, y porque su mandato de género le empelaba a ser padre proveedor. Mi hija me ha visto cocinar, recoger, limpiar y preparar mucho más que a su padre. Yo soy psicóloga y su padre es informático, profesión de cuidado emocional y de desempeño técnico respectivamente, esto me ha hecho a mí, tener más habilidades para la contención emocional de nuestra hija, entonces, nuestra hija ha sido calmada y sostenida más veces por mí, que por su padre.

En nuestra casa, por tanto, funcionamos a nivel estructural en base a la socialización diferencial de género. Yo misma la reproduzco, aunque no quiera. Yo misma estoy socializada en esta diferencia, por muy feminista, experta en género que sea. Y cada célula del cuerpo de mi hija está mediatizada por todo ello.

Así que, por favor, si no queremos perpetuar la diferencia de trato entre niños y niñas, entre hombres y mujeres, tomemos conciencia de cómo lo reproducimos, no demos por hecho las cosas, no naturalicemos lo innaturalizable, no pensemos que somos muy modernos o sabemos mucho, porque en cada negación, la socialización diferencial de género que contribuye a la desigualdad de trato y derechos entre niños y niñas, crece y el patriarcado engorda.

Y por supuesto que, si mi hija quiere vestir de rosa y su color preferido es el rosa, pues yo no voy a oponerme ni mucho menos, porque lo más importante es su necesidad de autoafirmación, que tiene también, aunque se identifique como niña, y que como niña la va a necesitar mucho para tomar su lugar en este mundo.